Los aviones me fascinan, la idea de volar y ese revoltijo en el estómago que siento cada vez que despego o aterrizó no tienen precio (a decir verdad sí tiene precio y en dólares 😅😂).
Sin embargo, también me da temor y esto es algo realmente paradójico porque me da mucho temor y a la vez me genera mucha ilusión, mucha adrenalina. Y ver sucesos o castrastrofes aéreas me desestabilizar el cuerpo, yo y mi terrible imaginación volamos y volamos no solo en momentos felices sino más bien por momentos malos, sucesos infelices...
Este es un post corto, conciso recordando cómo me hacen sentir los vuelos, en el cielo y en el infierno al mismo tiempo. Y aunque no viajo hace cerca de 5 meses y probablemente no lo haga pronto, poder volver a sentir esa sensación es lo que me motiva a seguir ahorrando, a seguir empujando aquí en la tierra el cochecito llamado esfuerzo...